(En memoria de mi perro Hidalgo)
Cada vez que te sueño,
el silencio se rompe.
Cada ilusión que desprendo,
se convierte en espina.
Cada lágrima caída,
una esencia perdida.
Cada beso nacido,
en tu alma reposa.
Tu cuerpo se pierde
en la oscuridad del abismo.
Sólo hay un sueño de un paraiso
al que mi recuerdo da forma
para darte cobijo.
ANA VEGA