(Autora de la obra pictórica Laura de la Cierva)
Mi grado cero no tiene porqué ser como el de los demás.
¿Quién determina la evolución de un niño?
¿Quién tiene la última palabra?
¿Usted?
¿Tú?
¿Él?
¿Ellos?
¿Vosotros?
¿El tiempo?
La inmensidad imaginativa y la supervivencia de un niño son únicas e infinitas.
Sólo hay que dejarlos volar.
Hoy quiero dar las gracias
a los adultos que habitaron mi niñez,
a los que me soltaron las manos
y me dejaron caer en el abismo y en el abandono.
Del dolor nacieron mis alas,
ellas me enseñaron a volar.
¡Huid de todo lo que os destruya!
El mundo está lleno de manos que ayudan.
Ana Vega