Presiento que voy perdiéndome,
buscando llanuras en las que montañas no vea.
Mi vida es un desierto sin agua
para mojar mis labios sedientos,
para aliviar las llagas del dolor
marcadas por el hierro candente del tiempo,
por fracasos inocentes de jugar a quererme,
de esparcir ilusiones que ya no prenden.
ANA VEGA